Las cosas: Aunque las palabras nos nombren, lo principal somos nosotras. Las cosas existíamos antes de que hubiera palabras y seguiremos existiendo tras el silencio de las palabras. La realidad no está constituida por palabras sino por cosas. Las palabras vinieron después. Son símbolos nuestros. Resúmenes que nos sustituyen en la memoria de los sujetos. Pero si los sujetos no conocieran antes a los objetos, a las cosas, de nada les servirían las palabras que nos nombran.
Las ideas: Nosotras sí que somos imprescindibles. Nosotras os ponemos en relación a vosotras dos. Las palabras no serían nada sin sus significados y ese es nuestro territorio. Las ideas no somos las cosas, como tampoco somos los sonidos o las imágenes de las palabras. Las ideas somos la base del lenguaje, lo que permite que palabras de diferentes lenguas puedan ser traducidas y entendidas. Y somos también lo que permite entender el mundo de las cosas. Los objetos no tienen sentido sin nosotras. La realidad no es un conjunto de cosas amorfas. Entre las cosas hay semejanzas y hay orden. Y somos nosotras, las ideas, los significados que estamos entre las palabras y las cosas, las que damos sentido al mundo.
Las palabras: Qué ingenuas sois las dos. No sería posible que existiera una sola idea si no hubiera palabras. No hay nada razonable en la mente de los humanos que no pueda ser nombrado con palabras. De hecho, cuando no se puede hablar de una cosa es que esa cosa no es nada. Los límites del lenguaje son los límites del mundo. Por fortuna, esos límites casi no existen. En cuanto a las cosas, qué poca cosa sois. Algunas de nosotras sí es verdad que os aludimos. Por ejemplo, muchos nombres propios y muchos nombres comunes. Pero si el lenguaje se limitara sólo a nombraros sería muy pobre. Se puede decir mucho más de lo que se puede señalar. Para cada cosa hay palabras, pero también hay palabras para lo que ya no existe o para lo que no existe todavía.
Las ideas: Ese es justamente nuestro territorio. El de las posibilidades. Nosotras no estamos limitadas por un alfabeto ni por la existencia tangible. Lo nuestro es lo intangible. El mundo de los pensamientos y el de los proyectos. Los humanos nos encuentran y con nosotras construyen la realidad. Incluso con nosotras construyen nuevos lenguajes mucho más potentes que los de las palabras de las lenguas naturales. Los lenguajes de la matemática y de la lógica no están hechos con palabras sino con ideas.
Las cosas: No nos vais a convencer. Dependéis de los humanos. Sois su invento imaginario. ¿Cómo va a ser posible hacer cosas con palabras? La verdadera realidad no tiene conciencia ni se expresa. Realmente de lo que no se puede hablar lo mejor es callarse.
Las ideas: Eso, seguid calladas que ya os pensamos nosotras. ¿Sería posible entender las cosas sin poder pensarlas? ¿Habría palabras si no hubiera ideas? ¿No será más real la idea eterna de la rosa que cada una de las rosas efímeras?
Las palabras: Abrimos el diálogo y también lo cerramos porque en nosotras consiste todo. ¿Cómo definir las palabras si no es con otras palabras? ¿Podría llegar a pensar quien nunca hubiera oído una palabra? ¿No es de palabras de lo que está hecho este diálogo?
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