Una de las razones del éxito del brexit quizá haya sido la propia palabra: simple, sonora, bien british… De hecho, se ha puesto tan de moda que, antes de conocer sus implicaciones, parecía que todo el mundo disfrutaba pronunciándola. Aquí algunos lo hacían casi con envidia hacia esa lengua que es capaz de producir términos tan pregnantes. Sin embargo, aunque parezca antieuropea, la palabra brexit no lo es. Procede del latín y viene de Britannia, el nombre que los romanos pusieron a aquellas tierras, y de exitus, la palabra con que nombraban la partida, la marcha, la salida.
No sé en Gran Bretaña, pero en España la palabra exitus se sigue usando bastante. Sobre todo en los hospitales. Allí se habla de exitus cuando hay un fracaso. Cuando el enfermo no sale bien parado y abandona el hospital con los pies por delante, dentro de un saco. Es el exitus letalis. El que cierra las historias clínicas.
A los europeos nos ha pasado con el brexit lo mismo que a esos enfermos hospitalizados que se quedan sin palabras cuando cerca de ellos se produce un exitus. Lamentamos lo que le ha pasado al vecino, pero nos preguntamos con miedo quién será el siguiente. Tememos que el mal británico pueda ser contagioso y que otros también emprendan el camino del exitus. El del fracaso de Europa.
No sé en Gran Bretaña, pero en España la palabra exitus se sigue usando bastante. Sobre todo en los hospitales. Allí se habla de exitus cuando hay un fracaso. Cuando el enfermo no sale bien parado y abandona el hospital con los pies por delante, dentro de un saco. Es el exitus letalis. El que cierra las historias clínicas.
A los europeos nos ha pasado con el brexit lo mismo que a esos enfermos hospitalizados que se quedan sin palabras cuando cerca de ellos se produce un exitus. Lamentamos lo que le ha pasado al vecino, pero nos preguntamos con miedo quién será el siguiente. Tememos que el mal británico pueda ser contagioso y que otros también emprendan el camino del exitus. El del fracaso de Europa.