14 de julio de 2017

Gestación alienada

Las palabras son importantes. Por eso conviene analizar las trampas que a veces nos tienden. Por ejemplo, en el título de este texto. Sin empezar a leer su contenido es fácil suponer que pretende desenmascarar los valores ocultos de la llamada gestación subrogada, expresar la inmoralidad de que se regulen los vientres de alquiler y defender que el cuerpo de la mujer no puede entrar en el mercado como un artefacto susceptible de transacción económica.

En este punto algunos lectores ya habrán suscrito estas tesis. Así que prestarán atención al texto. Y se agradece. Porque quien escribe siempre quiere eso. Que el lector preste atención a las afirmaciones y a los argumentos. Y si, tras haberla prestado, suscribe aquellas y se apropia de estos, estará muy bien. Como también lo estará si descubre falsedades en las primeras o fallos en los segundos. Porque de lo que se trata no es de vender ideas. Ni siquiera de alquilarlas. Solo de enriquecer el debate y mejorar su salud lógica y axiológica. Pero, hay que insistir en esto. En que a veces las palabras nos tienden trampas.

Por ejemplo, en la controversia sobre la gestación altruista o los vientres de alquiler. La propia denominación del asunto es ya un problema. La primera expresión subraya la buena intención de la mujer que gesta, mientras que la segunda enfatiza la cosificación de su cuerpo para satisfacer mercantilmente deseos ajenos.